El hijo del prefecto Mouratoure mira a su padre en silencio calculando con precisión como golpearlo en la cabeza, el padre mira en silencio al hijo tratando de encontrar la forma de escapar del dormitorio. Ambos se suben arriba de la cama y ensayan un ridículo paso de tap recién inventado por uno de los dos. Posteriormente ambos procuran leer las letras escritas con birome en las palmas de las manos del otro
Muerta Alejandra y Otros,
Ya no nos cansamos de leerlos
A veces, los borramos y volvemos a escribirlos en las manos
¿Vamos a llorarla por 400 años malos?
Nos ocuparemos en el tiempo,
ya se verá que decir
(Ahora es el momento en el que todos miran al tiempo arrepentidos)
Pero yo
Nosotros, cuando hablamos, a veces mentimos.
Ambos buscan desesperadamente los inexistentes cuchillos sujetos a las pantorrillas con las medias
Se apuñalan con los dedos en las cosquillas
Las tubas justo a esa misma hora marchan en las callejuelas junto a prolijísimos granaderos por culpa de las festividades a las festividades de Saint Babalunga
Se abrazan uno toma el dedo meñique del otro y lo quiebra hacia atrás mucho antes de que este pueda patearle la rodilla para tumbarlo de boca al piso
Se ríen
Alejandra Mouratoure llega a su casa un día de Abril, abre la puerta y encuentra a su familia asesinada en el comedor.
Fue un momento algo difícil para ella
A logrado superarlo
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