En un baño, mosca dentro de un alguien cualquiera.

Si. Soy yo. Detrás de lo que se esconde detrás como un insecto con un pelo en la espalda agazapado intentando a duras penas apretar las letras de una maquina de escribir del siglo pasado.
-Camínate tortuga, dale hijita de puta.
Aún después de corresponder a los pedidos del público, agachar las condolencias y juntar del suelo algunos tomates para la siesta. Se me cayó la boca.

La levanto. La abro despacio, muestro los dientes
Blancos. Blancos.
La cierro

Las moscas desde la parte más alta del inodoro se relamen la vida por metérseme adentro, sobre todo si traigo tomates.
Por suerte son bizcas y se papan a si mismas un as con otr as
Yo suelo entretenerlas un rato con historias de las brujas que emergen desde lo profundo de un sifón de soda y revolotean hasta escapar de si mismas y formar parte de un sistema aún más voluminoso. Generalmente suele dar resultado, salvo los días como hoy en el que me doy cuenta tarde que he (v)olvidado la puerta abierta y mi preocupación por este asunto me revienta el pensamiento y son las cinco y a las cinco y cinco me toca salir nuevamente a hacer la ronda, mostrarme un tanto más agresivo, seguir con lo de la maquina de escribir, volver a poner el cachete para los tomates.
Con la puerta abierta puede entrar cualquier cosa. Hasta un dedo y aplastarme, en cualquier momento.
Entonces uno nunca antes había deseado tanto salir a hacer la ronda y seguro que justo un tomatazo termina entrándole de lleno en la frente y de ahí vaya otro a saber cual jugo es del tomate y cual mío y es entonces cuando nuevamente todo se termina disipando sin querer, parpadeo, y comienzo a papar también y sin que haya tiempo para poder evitarlo también me vuelvo bizco y me vuelvo mosca
y ahora otra cosa ocupa mi lugar y sólo pienso en esperar el momento justo en el que se le junte tanto cansancio en los ojos suficiente como para que un bostezo le haga abrir la boca para volar hasta no sentir las alas y metérmele adentro, antes que cierre los dientes, para volver a picarle el paladar y apoderarme de su cerebro.-